"PERO PÁRAMO"
¿Quién
es Pedro Páramo? ¿Es un ser legendario que cabalga solitario
por las polvorientas tierras mejicanas?. ¿Es un terrateniente ególatra
de perfil canallesco?. ¿O tal vez sea un crápula barbilampiño
de descaradas maneras?. ¿Pudiera ser el mitológico hijo redentor
de almas?. Pudiera ser. Aunque también es posible que fuera todos
ellos y muchos más.
Pedro
Páramo es un ser y es todos los seres. Es hombre y es animal. Es
animal y es vegetal y es mineral. Esta vivo y está muerto y ninguna
de las dos cosas. Es real y ficticio. Vive en ti y vive por sí mismo.
¿Qué tendrá Pedro Páramo?.
Allá
en Comala nada es lo que parece ser, aunque todo es realmente lo que es.
No, no te asustes. No es tan complicado como te imaginas. La vida, la muerte
y los sueños se entremezclan en Comala en armónica naturalidad.
Después
de numerosos estudios de prestigiosos científicos, nadie ha podido
determinar con certeza si esto se debe a una privilegiada situación
astral, donde confluyen sorprendentes variables geográficas, o más
bien se debe una peculiar atmósfera configurada por extraños
vientos tramontanos. Hay quién dice que todo se debe al agua que
proviene de un manantial de misteriosas configuraciones geológicas.
La verdad es que nadie lo sabe.
Todo
el mundo intuye, aunque nadie se atreve a decirlo, que Comala no es tan
diferente como parece. Eros y Tanatos quizá anden un tanto desbocados
por aquí. Pura vida, que dijo el poeta. Vida plena que se expresa
en todas sus rincones. El sentimiento trágico de la vida,
que desde la vieja Hispania se transfigura con fuerza allende los mares,
juguetea calenturientamente con la inmediatez y la urgencia del placer.
En el
rancho de la Media Luna fluye el aire acanalado en mágicos chorros
de licuada densidad. Un cuchillo apuñala el oxigeno, escaso, en
las axfisiantes noches de un verano perpetuo. El bullicio que tiempo atrás
impregnaba los vacíos senderos se vuelve ahora hueco de voces que
tal vez no existan.
No busques más a Pedro Páramo. Nunca podrás encontrar
Comala ni la Media Luna. ¿Quién sabe?, puede que Pedro Páramo
ya te haya encontrado a ti.
Fernando Olaya
Pérez. 2002